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¿Cómo reconocer el amor? (carta)

Nadie nos enseña a amar y hacerlo bien, todos somos unos amateurs en el tema. Queremos amar, queremos estar en una relación donde el amor sea “perfecto”, cuando en realidad el amor va de algo sano y estable. Deberíamos apostar por lugares donde amar sea recíproco, sin intención de pasar a la línea de sacrificios. Para amar necesitamos describir lo que significa el amor para nosotros. Porque de esa manera podemos amar sin la intención de esperar milagros en las personas que elegimos para que se queden a nuestro lado.

Dicen que necesitamos de 8,2 segundos para enamorarnos a primera vista de un extraño. Es inexplicable decir con una sola palabra lo que es el amor, pero a la vez, cuando esto aparece todo en nosotros cambia, porque el amor tiene esa peculiaridad. Cuando nos enamoramos cambiamos a mejor persona cuando nos dejamos contagiar de él. Amar siempre nos hace bien.

Todos hemos sentido las famosas “mariposas en el estómago” cuando conocemos a alguien que nos atrae. Ahí sentimos nervios, calor, miedo e incluso un poco de inseguridad. Tranquila, esto sucede cuando tu cerebro comienza a segregar dopamina y tu sistema endocrino adrenalina.

No te engañes, no solamente te enamoras de la persona que tienes enfrente de ti, te enamoras de la versión que quieres ver en esa persona. Tus expectativas, la idealización que tienes en dicho lugar. Tu cerebro decide en función de lo que crees, no de lo que tú ves en esa persona. Por eso es importante poner en balanza lo que en realidad se puede sostener y construir en ese lugar. Tus expectativas están bien, pero, no olvides aterrizarlas.

Existen muchos tipos de amores, pasionales, románticos, amistad, de cariño. El amor viene acompañado de pasión, ilusión y deseo. Necesitamos intimidad y cuidar de ese vínculo como si fuera un tesoro que no queremos perder. El amor no solo se sostiene con buenas intenciones, necesitamos compromiso para apostar por una relación estable.

No hay trucos mágicos para sostener una relación, pero, hay ingredientes que deberíamos agregar a la ecuación de amar; cariño, respeto, admiración, buena comunicación, intimidad compartida y espacios individuales para dar lo mejor que hay en nosotros. Es imposible amar y no querer ver bien a tu pareja a tu lado. El amor cuando aparece nos aleja de nuestro lado egoísta.

Reconocemos el amor cuando confiamos en esa persona, cuando a su lado existe la sensación de estabilidad que tanto queríamos en otros lugares. Reconocemos el amor cuando el respeto se instala y ahí nos podemos apoyar, para seguir, para crecer, para ser una mejor versión de nosotros en ese lugar. El amor nos hace valorar y agradecer la presencia de esa persona a nuestro lado.

El amor no debería lastimar a nadie. Porque eso le quitaría lo bueno que es. No hay nada malo en el amor, lo malo es nuestra forma de amar en algunas ocasiones. Para poder reconocer el amor, necesitamos sentir paz en ese lugar. Sentir que en ese lugar lo que sentimos y lo que queremos serán valorados. Tus sentimientos merecen respeto, no dudes de ello.

Con el amor no basta para que sea sano quedarse. A veces necesitamos algo más y ese algo más, solo va a depender del nivel de entrega que tienen dos personas para seguir eligiéndonos. De eso va el amor, elegirnos, elegirnos, elegirnos, elegirnos y elegirnos. Elegirse implica entender que tu pareja no es perfecta, que hay cosas en esa persona que no se irán, la tarea es aprender a convivir con ellas sin estar en un ring de peleas constante.

Reconocemos el amor, cuando no es difícil cuidarlo. Cuando no nos pesa velar por la relación. Es fundamental implicarnos en la relación, estar presentes. ¿Quién no quiere cuidar las cosas que ama? No te centres en tener una relación perfecta, intenta que sea sano para los dos. Tu relación es importante, no se cuidará sola. Es importante cultivar ese vínculo a diario y ver cómo desterrar los malos hábitos que suelen surgir en la relación.

Tus relaciones serán sanas cuando la capacidad de adaptación se haga presente, cuando hay apertura a mostrarse ambos tal como son. Cuando las diferencias se pueden negociar. Cuando no hay necesidad de cambiar a la pareja y se acepta con todas sus virtudes y sombras a la vez.

Reconocemos el amor cuando ser un equipo no es una carga. Nos apoyamos para solucionar los conflictos. Intentamos mejorar la comunicación y hacemos el esfuerzo necesario para seguir juntos. Reconocemos el amor cuando el amor es un proyecto que ambos podemos y queremos sostener.

Reconocemos el amor cuando pasar tiempo con la pareja no genera en nosotros ansiedad, angustia o malestar. Cuando la presencia de la otra persona nos ilumina y nos hace bien. Pasar tiempo de calidad juntos, debería ser un pilar de la relación.

Reconocemos el amor, cuando en ese lugar hay un plan de hacia dónde queremos ambos queremos llegar. Los planes a corto, largo e incluso mediano plazo, nos une a la otra persona. Porque ahí existe un fin en común. En pocas palabras es dejarle un hueco a esa persona en tu vida a largo plazo.

No siempre estamos disponibles para reconocer el amor. A veces por miedo huimos de él. A veces nuestras historias de relaciones anteriores nos hacen dudar de nuestra capacidad de entrega y apostar por él. Cuando no puedas reconocer el amor en otras personas, regresa a ti.

Reconocer el amor es importante para poder diferenciar lo que es el amor sano y el amor insano. Reconocer el amor nos permite irnos de esos lugares donde el amor se convierte en un caos que no podemos sostener. Cuando reconoces el amor, te reencuentras contigo y con todas esas cosas bonitas que puedes dar en una relación.

El amor es un espejo para mirarse en la otra persona, para reconocer quienes somos cuando estamos en una relación. Eso es lo bonito de reconocer el amor, que en ese lugar estamos mirando todas nuestras versiones en la otra persona.

Alexa

Imágenes Adobe Stock

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Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.