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Salir de una relación abusiva es un acto de enorme valentía. Reconocer que mereces una vida libre de maltrato y dar ese primer paso hacia tu libertad habla de tu fortaleza, incluso si ahora mismo no te sientes así. El proceso de sanar y reconstruirte puede ser desafiante, pero es también un camino lleno de autodescubrimiento y compasión hacia ti misma. Aquí encontrarás una guía para empezar a recuperar tu dignidad, autoestima y valor personal, recordando que cada paso, por pequeño que parezca, es significativo.

Después de una experiencia traumática, es natural sentir una montaña rusa de emociones: tristeza, enojo, confusión, miedo, o incluso alivio. Date permiso para sentirlo todo sin juzgarte. No hay una manera “correcta” de sanar ni un plazo que cumplir.

Puedes intentar escribir en un diario o hablar con alguien de confianza sobre lo que sientes. Si las emociones se vuelven abrumadoras, buscar un terapeuta especializado puede ayudarte a procesarlas con cuidado. Recuerda que tus emociones son válidas y que cada lágrima que derrames es parte de liberar lo que te pesa.

Una de las heridas más profundas que deja una relación abusiva es la idea errónea de que vales menos, que no eres suficiente o que merecías lo que pasó. Ninguna de estas creencias es cierta. El abuso habla de las elecciones de quien lo cometió, no de tu valor como persona.

Haz una pausa y reflexiona: tú eres mucho más que las palabras o actos de alguien más. Recuerda que nadie tiene derecho a definir quién eres. Tu valor es intrínseco, y aunque ahora te cueste verlo, sigue intacto.

El autocuidado no es solo un acto físico, como tomar un baño relajante o dormir bien, sino también una forma de mostrarte amor y compasión. Pregúntate: ¿cómo puedo cuidar de mí misma hoy? Tal vez sea dedicar unos minutos a respirar profundamente, preparar tu comida favorita o simplemente tomarte un momento para estar en silencio y escuchar tus pensamientos.

Trata a tu cuerpo y tu mente con amabilidad, especialmente si sientes culpa o vergüenza. Recuérdate que mereces cuidado y respeto, incluso en los días más difíciles.

El abuso muchas veces hace que pierdas contacto con quién eres. Quizás dejaste de lado tus pasiones, tus sueños o incluso tu voz para adaptarte a las demandas de la relación. Este es el momento de volver a ti misma.

Haz una lista de las cosas que te hacían feliz antes del abuso: un hobby, un lugar especial o algo que solías disfrutar. Retoma esas actividades, aunque sea por unos minutos al día. Si no sabes por dónde empezar, está bien. Explorar y descubrir nuevos intereses es una forma maravillosa de reconectar contigo.

Después de una relación abusiva, aprender a establecer límites puede ser difícil pero esencial. Decir “no” cuando algo no te hace sentir bien o mantener tu espacio personal no es egoísta, es una forma de proteger tu paz.

Piensa en los límites como un acto de amor propio, no como una barrera hacia los demás. Establecerlos no solo te ayuda a sentirte segura, sino que también atrae a personas que respetan tu valor y tus decisiones.

No tienes que atravesar este proceso sola. Hablar con alguien de confianza, como un amigo, un familiar o un terapeuta, puede marcar una gran diferencia. Si sientes que tus emociones son demasiado grandes para manejarlas sola, considera unirte a un grupo de apoyo donde otras personas que han vivido situaciones similares puedan compartir su experiencia y fortaleza.

Rodearte de personas que te valoren y respeten te ayudará a recordarte que no estás sola y que mereces un amor sano y respetuoso.

Es posible que, al mirar atrás, te sientas culpable por no haber salido antes o por no haber reconocido ciertas señales. Esa culpa no te pertenece. Fuiste lo mejor que podías ser con las herramientas y el conocimiento que tenías en ese momento. Ahora, con lo que has aprendido, puedes construir una vida más libre y plena.

Perdonarte a ti misma es un acto de liberación, no de justificación. Es decirte: “Hice lo mejor que pude, y ahora elijo avanzar.”

La autoestima no se trata de sentirte bien todo el tiempo, sino de reconocerte como alguien valioso, incluso en tus días más difíciles. Hablarte con amabilidad puede ser un gran primer paso. Cambia frases como “No soy suficiente” por “Estoy aprendiendo a valorarme” o “Soy digna de amor y respeto”.

Reconoce tus logros, por pequeños que parezcan. Cada día que eliges levantarte, cuidarte y seguir adelante es un triunfo. Celebra esos momentos y permítete sentir orgullo por ellos.

Una relación abusiva puede hacerte sentir atrapada, pero salir de ella significa que ahora tienes la libertad de elegir. Visualiza cómo quieres que sea tu vida: ¿Qué relaciones quieres cultivar? ¿Qué sueños quieres perseguir?

Aunque pueda parecer lejano, cada paso que das te acerca a ese futuro lleno de paz y felicidad que mereces. Mantén esa visión como una luz guía en los momentos difíciles.

Llegar hasta aquí no ha sido fácil, pero lo lograste. Reconoce tu valentía, incluso si aún no te sientes fuerte. Has dado un paso enorme hacia una vida mejor, y cada día que elijas seguir adelante es un testimonio de tu resiliencia.

Tómate un momento para agradecerte a ti misma por haber tomado la decisión de cuidarte, por empezar a sanar y por permitirte crecer. La recuperación es un camino, pero en cada paso te estás acercando más a la persona fuerte, libre y completa que siempre has sido.

Recuperar tu dignidad, autoestima y valor tras una relación abusiva no ocurre de la noche a la mañana, pero es un proceso lleno de posibilidades. Sé compasiva contigo misma y celebra cada avance. Mereces una vida llena de amor, respeto y libertad, y estás en el camino para alcanzarla. 💜

Con todo mi cariño,
Tu amiga que siempre cree en ti.
 

Imágenes: Adobe Stock

Written by

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.