Cuando las adicciones entran en tu relación: Un viaje de amor, confusión y autodescubrimiento
El amor es una fuerza poderosa, pero cuando las adicciones entran en una relación, esa fuerza puede ser puesta a prueba de maneras que nunca imaginamos. Las adicciones no solo afectan a la persona que las vive, sino que también reverberan en quienes amamos. Es posible que, al principio, no lo veas venir, o que pienses que “es solo una fase”, pero con el tiempo, te das cuenta de que las cosas han cambiado. La dinámica de tu relación cambia. Las promesas de “estoy mejorando” se desvanecen en el aire, y la realidad de vivir con una adicción se convierte en parte de tu vida cotidiana.
Y entonces te preguntas, ¿qué hacer cuando las adicciones entran en tu relación? ¿Cómo mantenerse firme, cuando sientes que tu vida se está desmoronando y tu pareja no está allí para sostenerte?
La confusión de los primeros signos
Recuerdo bien cómo se sintió al principio, cuando algo en mi pareja comenzó a cambiar. Tal vez eran los pequeños descuidos, las excusas para no estar presentes, los momentos de desconexión. Al principio, me decía a mí misma que era solo estrés o cansancio. Pero pronto me di cuenta de que algo más estaba sucediendo. Las adicciones no siempre aparecen con un cartel brillante que diga “aquí estoy”. Se cuelan lentamente, como la marea que sube sin que te des cuenta hasta que ya no puedes ver el horizonte. (Marian).
Puede ser que tu pareja empiece a mostrar signos de evasión o cambios en su comportamiento. Quizás se vuelve más distante, o empiezas a notar que sus promesas de cambiar no se cumplen. ¿Qué hacer en ese momento? El primer paso es no ignorarlo. No te mientas a ti misma pensando que todo va a “mejorar solo”. Las adicciones requieren una atención consciente, tanto para la persona que las vive como para quienes las acompañan.
El dilema del amor y la frustración
Amar a alguien con adicción es una montaña rusa emocional. Por un lado, te encuentras profundamente enamorada de la persona que conociste, esa persona que es amable, cariñosa, o divertida, la persona que siempre estuvo allí para ti. Pero por otro lado, empiezas a ver que esa persona está cambiando. La adicción no solo cambia a la persona que la sufre, sino que también cambia la relación. Las mentiras, las evasivas, el comportamiento impredecible, todo eso se convierte en una constante.
¿Cómo es que alguien que amas te hace daño, aunque no lo haga intencionalmente? La culpa puede instalarse rápidamente. Te cuestionas a ti misma: ¿Estoy haciendo lo suficiente para ayudar? ¿Qué más puedo hacer? ¿Será mi culpa si las cosas no mejoran?
Es importante recordar que la adicción no es tu culpa. No importa cuán amorosa, comprensiva y paciente seas, la adicción no se cura por amor. No puedes salvar a alguien que no está dispuesto a salvarse a sí mismo. En medio de todo eso, lo más importante es no perderte a ti misma. Mantén un espacio para tus propias emociones, para tus propias necesidades.
Los altibajos del proceso de recuperación
Los momentos de esperanza y frustración se mezclan. A veces, tu pareja puede parecer estar en el camino hacia la recuperación: tal vez hay días en los que se muestra más consciente de su problema, en los que intenta mejorar o se ofrece a buscar ayuda. Y por fin, sientes que las cosas están tomando el rumbo que tanto deseas.
Pero los días buenos pueden ser seguidos por días malos. Las recaídas son una parte natural del proceso de recuperación, pero no hacen que el proceso sea menos doloroso. La culpa y la tristeza invaden tu mente. Te preguntas: “¿Por qué no puede ser más fácil? ¿Por qué tiene que ser tan complicado?”
Es crucial reconocer que las recaídas no son fracasos definitivos. Son parte de un proceso largo, de altibajos, de avances y retrocesos. La paciencia es clave, pero también lo es el autocuidado. Recuerda que mientras tu pareja camina por su proceso de recuperación, tú también necesitas cuidar de ti misma. No es egoísta poner tus límites y proteger tu bienestar emocional.
No puedes ayudar a alguien si te estás desgastando en el proceso.
El papel de los límites y la honestidad
Un componente fundamental en una relación cuando las adicciones están presentes es aprender a establecer límites. Puede que te cueste ponerlos, sobre todo si tu amor por esa persona te hace dudar. “No quiero ser la que lo deje”, “No quiero parecer insensible”, “Si lo dejo, ¿Cómo va a superar esto?”.
Lo que debes entender es que los límites no son una señal de que no amas a tu pareja. Los límites son una forma de proteger tu salud emocional y mental. Algunos límites pueden incluir:
- No tolerar mentiras: Las mentiras pueden ser parte del ciclo de la adicción. Sin embargo, para que una relación funcione, debe haber honestidad. Si tu pareja no puede ser honesta, eso socava la base de la relación.
- No aceptar comportamientos abusivos: Ninguna relación debe ser destructiva o abusiva, independientemente de las circunstancias. El amor no justifica el abuso emocional, físico o verbal.
- Tomarte tiempo para ti misma: No tienes que estar siempre disponible para alguien que está luchando con su adicción. Tienes derecho a cuidar de ti misma y a tomar un espacio cuando lo necesites.
La lucha de la codependencia
Cuando amamos a alguien con una adicción, es fácil caer en la trampa de la codependencia. Quieres hacer todo lo posible por ayudar, por salvar, por evitar el dolor, y a veces eso significa poner las necesidades de tu pareja por encima de las tuyas. Esto puede ser destructivo a largo plazo, ya que te desvincula de tu propio bienestar y te convierte en una sombra de lo que realmente eres.
Es importante reconocer los signos de la codependencia y buscar ayuda. No hay nada malo en querer ser un buen compañero, pero recuerda que tu felicidad y tu bienestar también importan. No eres responsable de la recuperación de tu pareja, y dejar de cuidar de ti misma solo te dejará vacía. Buscar apoyo emocional, hablar con alguien que te comprenda o incluso acudir a terapia puede ser un paso importante para encontrar equilibrio.
¿Cómo saber cuándo es momento de irse?
En algunos casos, la mejor manera de ayudar a tu pareja es dejarla ir. Esto es, quizás, uno de los aspectos más dolorosos de vivir con alguien que tiene una adicción. El amor puede seguir ahí, pero a veces la relación ya no es saludable para ninguno de los dos. Si la adicción se vuelve tóxica, abusiva o si ya no estás en un lugar emocionalmente seguro, es importante reconocer que a veces dejar ir es una forma de amor, tanto para ti como para tu pareja.
Conclusión: Acepta lo que sientes y cuídate
Cuando las adicciones entran en tu relación, te enfrentas a un desafío emocional que puede cambiar la forma en que ves el amor, la confianza y el apoyo. El camino no es fácil, y está lleno de momentos de dolor, frustración, amor y esperanza. Pero a pesar de todo, recuerda que mereces ser amada, respetada y cuidada.
No te olvides de ti misma en el proceso. Estar ahí para tu pareja no significa perderte en su lucha. Aprende a reconocer tus emociones, establece tus límites y busca ayuda cuando lo necesites. A veces, el mayor acto de amor es cuidar de ti misma primero.
Recuerda, que, aunque el amor es fundamental, la sanación comienza por ti. Y al final del día, tu paz y bienestar también son una prioridad.
Alexa Dacier
Psicóloga online / Terapeuta sexual y de pareja