¿Por Qué es Tan Difícil Sostenerse en Momentos Difíciles?
A lo largo de nuestras vidas, todas enfrentamos momentos de adversidad que desafían nuestra fortaleza. Enfrentarse a situaciones complicadas, como rupturas amorosas, problemas familiares, dificultades laborales o conflictos internos, es una experiencia humana y universal. Sin embargo, para muchas mujeres, estos momentos también llevan una carga emocional compleja: se nos enseña desde pequeñas a ser el sostén de los demás, a priorizar el bienestar de quienes amamos, y a veces, a ignorar nuestras propias necesidades en el proceso.
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Sostenernos a nosotras mismas en medio de estos desafíos es fundamental para nuestra salud mental y emocional, pero a menudo es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Por qué es tan difícil sostenernos cuando más lo necesitamos? Este artículo explora algunas de las razones y ofrece un espacio de reflexión para entender cómo podemos encontrar equilibrio y apoyo en medio de la tormenta.
1. La carga de ser fuertes
A menudo, las mujeres llevamos una carga emocional de fortaleza que, aunque invisible, pesa enormemente. Se espera que seamos quienes mantienen la calma, quienes ofrecen consuelo y quienes encuentran soluciones. Esta expectativa no es siempre explícita, pero está presente en la cultura, en la familia y hasta en nuestras relaciones más cercanas. En momentos difíciles, esta expectativa puede volverse una presión adicional: sentimos que fallamos si no somos capaces de sostenernos o si mostramos vulnerabilidad.
El primer paso hacia el sostén personal es reconocer que la vulnerabilidad no es un fallo, sino una expresión natural de nuestra humanidad. Aceptar que tenemos el derecho de sentirnos mal, de pedir ayuda y de no ser siempre la figura fuerte, puede aligerar esa carga. Recuerda que el autocuidado y la fortaleza no se miden en cuánto soportamos, sino en la capacidad de reconocer nuestras propias necesidades.
2. El temor a ser juzgadas
A menudo, enfrentamos el temor a ser juzgadas por quienes nos rodean. ¿Qué pensarán si nos ven cansadas, tristes o frágiles? La realidad es que vivimos en una sociedad que valora la productividad y la resiliencia, y que, de algún modo, nos ha hecho creer que la tristeza o el cansancio son signos de debilidad. Esta creencia nos limita y nos impide abrirnos para buscar el apoyo que necesitamos.
La realidad es que todas las personas enfrentan momentos difíciles, y no hay nada de qué avergonzarse al admitirlo. Permitirnos ser auténticas y expresarnos libremente nos brinda una sensación de alivio, y este simple acto de honestidad puede ser la base para sostenernos en tiempos de dificultad.
3. La autocrítica como enemigo silencioso
La autocrítica puede ser un enemigo silencioso que nos sabotea cuando más lo necesitamos. A veces, ante una situación difícil, podemos juzgarnos a nosotras mismas por no ser “lo suficientemente fuertes”, “lo suficientemente valientes” o “lo suficientemente buenas”. Este diálogo interno negativo puede hacernos dudar de nuestras propias capacidades y disminuir nuestra autoconfianza.
Cultivar la autocompasión es fundamental para poder sostenernos. La autocompasión implica tratarnos a nosotras mismas con el mismo cariño y comprensión que mostraríamos a una amiga en su momento de necesidad. En lugar de juzgarnos, podemos recordarnos que todas enfrentamos momentos difíciles, y que está bien sentirnos frágiles, confundidas o temerosas. La autocompasión no significa ignorar nuestros problemas, sino aceptarlos sin juicios, dándonos espacio para procesarlos.
4. La dificultad de pedir ayuda
Pedir ayuda es un acto de valentía que puede resultar extremadamente difícil. A muchas de nosotras nos enseñaron que pedir ayuda es sinónimo de dependencia o de debilidad. Sin embargo, en realidad, pedir apoyo es un acto de fortaleza y autocuidado, porque muestra que somos conscientes de nuestras necesidades y estamos dispuestas a cuidar de nosotras mismas.
Tener una red de apoyo emocional, ya sea con amigas, familiares o profesionales, puede hacer una gran diferencia. Compartir nuestras cargas y recibir el consuelo de quienes nos quieren es una de las maneras más efectivas de sostenernos. No tenemos que hacerlo todo solas, y no hay nada de malo en buscar el apoyo de quienes pueden brindarnos fuerza y consuelo.
5. El valor de los pequeños pasos
Cuando estamos en medio de una situación difícil, a menudo queremos soluciones rápidas que nos hagan sentir bien de inmediato. Sin embargo, el sostén emocional se construye poco a poco. Sostenerse implica aceptar que algunos días serán más complicados que otros, y que está bien avanzar a nuestro propio ritmo.
Establecer pequeñas prácticas de autocuidado puede ser un primer paso. Puedes intentar escribir tus pensamientos, practicar ejercicios de respiración, salir a caminar o incluso dedicarte unos minutos para hacer algo que te guste. Estos momentos de pausa, aunque parezcan simples, pueden brindarte la calma que necesitas para seguir adelante.
6. Redefinir la fortaleza
Es importante que redefinamos el concepto de fortaleza en nuestra vida. Sostenerse no significa ser invulnerable o estar bien todo el tiempo. Al contrario, sostenerse significa reconocer nuestras propias emociones y necesidades, y darnos permiso para sentir y sanar. La fortaleza verdadera reside en la autocompasión, en la autenticidad y en la capacidad de cuidar de nosotras mismas, aún en medio de la adversidad.
Es esencial recordar que todas pasamos por etapas difíciles, y que el hecho de que sea complicado no significa que estamos fallando. Sostenernos es un acto de amor propio, un recordatorio de que somos dignas de cuidado y de compasión.
7. Transformar el dolor en crecimiento
Las experiencias difíciles, aunque dolorosas, tienen el poder de transformar nuestra vida y enseñarnos lecciones valiosas. A medida que transitamos por los momentos difíciles y aprendemos a sostenernos, descubrimos una nueva fortaleza interna que quizás desconocíamos. Cada paso que damos hacia el autocuidado y la autocompasión es una semilla de crecimiento personal.
Recordemos que sostenemos y cuidamos de nosotras mismas no solo para superar el momento presente, sino para construir una relación más fuerte y amorosa con nuestra propia esencia.
Reflexión Final:
Sostenerse en momentos difíciles puede ser un desafío profundo, pero también es una oportunidad para aprender a ser compasivas con nosotras mismas. No estamos solas en este camino, y cada paso, por pequeño que sea, es un acto de amor propio. Recuerda que la fortaleza no es ser invulnerable, sino reconocer nuestras propias necesidades y cuidar de nosotras mismas con la misma ternura que daríamos a los demás.
Con Cariño: Alexa Dacier
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