Tiempo de lectura: 5 minutos

Hay momentos en la vida en los que sentimos que todo se desmorona. Días en los que el peso del mundo parece demasiado para llevarlo solas, en los que la tristeza se instala en el pecho y la soledad se vuelve un eco constante. En esos momentos, la presencia de una amiga, de un amigo, de alguien que nos mira con ternura y nos dice “estoy aquí”, puede ser la diferencia entre perdernos en la tormenta o encontrar un faro en la oscuridad.

Nos enseñan a ser fuertes, a ser independientes, a resolver nuestras propias batallas sin pedir ayuda. Pero ¿qué pasa cuando esa carga se vuelve insoportable? ¿Cuándo nos cuesta incluso levantarnos por la mañana? Ahí es donde el amor de la amistad se convierte en un salvavidas, en un refugio seguro donde podemos descansar y recordar que no estamos solas.

Hoy quiero hablar de la importancia de sostenernos en nuestros amigos, de permitirnos ser vulnerables, de entender que el amor y el apoyo mutuo son una de las medicinas más poderosas que existen.

La amistad no es solo una compañía para los buenos tiempos. Es un espacio sagrado en el que podemos ser nosotras mismas sin miedo al juicio. Es donde encontramos risas que nos sanan, abrazos que nos contienen y palabras que nos devuelven la esperanza cuando la hemos perdido.

Está científicamente comprobado que las relaciones cercanas tienen un impacto positivo en nuestra salud mental y emocional. Un estudio publicado en la revista Psychological Science reveló que sentirnos apoyadas por nuestros amigos reduce los niveles de estrés, ansiedad y depresión. La presencia de alguien que nos escucha con atención y cariño puede regular nuestro sistema nervioso y ayudarnos a recuperar el equilibrio.

Porque cuando el dolor es demasiado grande, cuando el duelo nos ahoga o la incertidumbre nos paraliza, no necesitamos soluciones inmediatas. Lo que más anhelamos es un “te entiendo”, un “no tienes que cargar con esto sola”.

Nos han enseñado que pedir ayuda es un signo de debilidad. Que ser fuerte significa seguir adelante sin mostrar las heridas. Pero la verdad es que ser fuerte, en su esencia más pura, es tener el valor de decir “necesito apoyo”.

Pedir ayuda no nos hace menos valiosas. No nos hace menos capaces. Nos hace humanas. Nos hace parte de una red de amor donde el cuidado es mutuo, donde no tenemos que sostenerlo todo solas.

Tal vez sientas miedo de ser una carga. Tal vez creas que nadie podrá entender lo que estás sintiendo. Pero confía en esto: hay personas en tu vida que quieren estar ahí para ti. Que no se irán cuando las cosas se pongan difíciles. Que preferirían saber que necesitas su apoyo a enterarse después de que pasaste por la tormenta en soledad.

Puedes darte el permiso para abrirte. Permite que alguien te sostenga, así como tú has sostenido a tantas personas antes.

A veces estamos tan acostumbradas a dar, a ser las cuidadoras, que nos cuesta recibir. Nos sentimos incómodas cuando alguien nos ofrece ayuda, nos resistimos a aceptar un gesto de amor porque creemos que “podemos solas”.

Pero el amor se construye en el intercambio, en el dar y recibir. No es egoísta aceptar apoyo, es necesario. Aquí algunas maneras en las que puedes empezar a permitirte recibir el amor de tus amigos:

Deja de minimizar tus emociones. No digas “no es para tanto”, “hay gente que está peor”. Lo que sientes es válido y mereces apoyo.

Practica la vulnerabilidad. Decir “hoy no estoy bien”, “necesito que me escuches”, “me haría bien un abrazo” es un acto de valentía.

Acepta la ayuda sin culpa. Si alguien te ofrece apoyo, no lo rechaces por miedo a ser una carga. Confía en que las personas que te aman quieren estar ahí para ti.

Expresa lo que necesitas. A veces las personas quieren ayudar, pero no saben cómo. Puedes decir cosas como: “No necesito consejos, solo que me escuches”, “Me haría bien salir a caminar juntas”, “¿Podemos hablar un rato?”.

Recibir amor no nos hace débiles. Nos hace humanas. Nos recuerda que no estamos solas.

La amistad es un camino de doble vía. No solo nos sostenemos en otros, también somos sostén para quienes amamos. Y cuando logramos crear relaciones en las que ambas partes se sienten cuidadas, la amistad se convierte en un refugio inquebrantable.

Piensa en tus amigas, en esas personas que han estado contigo en los momentos más oscuros. ¿Cuándo fue la última vez que les dijiste cuánto significan para ti? ¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a agradecer su existencia?

A veces damos por sentadas las conexiones que nos sostienen, sin darnos cuenta de lo fundamentales que son. Hoy, te invito a hacer un pequeño gesto para fortalecer esas amistades:

💌 Manda un mensaje sincero a una amiga que ha estado para ti.
📞 Llama a alguien con quien hace tiempo no hablas.
🤗 Ofrece tu apoyo a alguien que pueda estar pasando un momento difícil.
🌿 Dedica un momento para reflexionar sobre el amor que has recibido de tus amigas y cómo puedes nutrir esas relaciones.

Porque la amistad es uno de los regalos más hermosos de la vida. Y cuando la cuidamos, cuando permitimos que nos sostenga y aprendemos a sostener a otros, encontramos en ella un hogar para el alma.

Si hoy sientes que no puedes más, si la vida se siente demasiado pesada, si la tristeza te abraza con fuerza, quiero recordarte esto: No estás sola.

Hay personas que te aman. Que estarían dispuestas a escucharte, a sostenerte, a recordarte lo valiosa que eres. Y si en este momento sientes que no tienes a quién acudir, recuerda que siempre hay formas de conectar. Busca apoyo en comunidades, en terapia, en espacios donde puedas compartir lo que sientes.

Sostenernos en los amigos no es un acto de debilidad. Es un acto de amor propio. Es un recordatorio de que la vida no se trata de cargarlo todo sola, sino de encontrar en el otro un reflejo de nuestra propia luz.

Que este mensaje llegue a tu corazón como un abrazo cálido. Que te recuerde que el amor existe, que la amistad es un refugio y que mereces ser sostenida tanto como has sostenido a los demás.

💜 Hoy, permítete recibir amor. Hoy, sostente en quienes te aman.

Written by

Alexa Dacier

Alexa Dacier / Psicología / Terapeuta sexual y de pareja
Todos necesitamos donde apoyarnos cuando emocionalmente creemos que no podemos más.

Aquí nos damos el permiso para:
Sentir.
Soltar.
Amar.
Aprender a poner límites.
Reconstruir nuestros vínculos afectivos.
Sostener relaciones sanas.
Aplicar la autocompasión.
Cambiar el dialogo interior.